lunes, 25 de febrero de 2013

El refranero laboral


No hace mucho leí algo que me llamó la atención. Hablaba de que España es un país de refranes, lo que dificulta la innovación porque nos basamos en el saber anterior en lugar de buscar conocimiento nuevo.
Ciertamente, es necesario mirar adelante para innovar y mejorar, pero no es menos cierto que no es prudente abandonar los buenos consejos que nos ha dejado el denominado “saber popular”, para evitar cometer los mismos errores.
Es curioso, pero en estos tiempos de cambio permanente, cada vez escucho más a menudo utilizar refranes en el ámbito laboral. Quizá por aquello que muchos piensan de que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero a buen seguro es debido a que nadie conoce qué nos depara el futuro.
En cualquier caso, rebuscando en el refranero, nos encontramos muchas sabias reflexiones de rabiosa actualidad, perfectamente aplicables a los distintos ámbitos del trabajo de hoy en día. Aquí van unos cuantos.

Así, en el ámbito de las relaciones interpersonales, es muy aconsejable aplicar en el trabajo aquello de haz el bien y no mires a quién, para hacer lo correcto con independencia del compañero, jefe, cliente o proveedor al que nos dirigimos, porque además no nos olvidemos que quien siembra vientos recoge tempestades. Para lograr la colaboración, siempre tan necesaria, recordamos que un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.

¿Quién dice que los refranes no están en línea con la innovación? Baste recordar que Quien adelante no mira, atrás se queda y además el que la sigue la consigue. Respecto a si hay que persistir en la innovación o rendirse a las primeras de cambio hay división de opiniones porque segundas partes nunca fueron buenas, no hay dos sin tres y no hay quinto malo. En cualquier caso, siempre hay quien no se atreve a cambiar y defiende que más vale malo conocido que bueno por conocer.

No hay nada mejor que organizarse para que rinda más el trabajo. Para esto de la organización también nos ayudan los sabios refranes, sobre todo en lo que se refiere al tiempo que hay que dedicar a los trabajos, porque las cosas de palacio van despacio, así como al momento de iniciarlos, si bien, tampoco aquí hay unanimidad entre quienes defienden que a quien madruga Dios le ayuda y quienes piensan que no por mucho madrugar amanece más temprano. Respecto a si hay que ponerse a la tarea ya o dejarlo para otro momento, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy y no desesperemos aunque nos cueste terminar porque más vale tarde que nunca y además nunca es tarde si la dicha es buena.

Sin duda, lo que define a una organización son sus resultados, sobre todo económicos porque poderoso caballero es don dinero, sin cegarnos en exceso, dado que no olvidemos que lo mejor es enemigo de lo bueno y solo al final sabremos si hemos tenido éxito porque al freír será el reír, pero con paciencia ya que no hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague, aunque en estos tiempos no sé si esto es de absoluta y directa aplicación.


Respecto a la omnipresente competencia con la que nos amenazan otras organizaciones, siempre al acecho, tratando de captar el mercado y el conocimiento que tanto nos cuesta lograr, recordemos que no hay mal que por bien no venga, porque podemos siempre aprender de ellos, ya que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar, avisándonos a tiempo de posibles riesgos.

A la hora de negociar, también el refranero tiene mensajes para nosotros, recordándonos que no es bueno desvelar de inicio todas las bazas de la negociación con aquello de en boca cerrada no entran moscas, no olvidando tampoco la estrategia del ganar-ganar con el hoy por ti, mañana por mí y respetando la palabra dada para que no nos achaquen que del dicho al hecho hay un trecho. En toda negociación que se precie, hay que tener prudencia antes de cantar victoria y, si es necesario, saber retirarnos a tiempo porque más vale pájaro en mano que ciento volando.

En lo referente a la dimensión y el volumen de producción sí que hay absoluta unanimidad porque el saber popular nos recuerda que ande o no ande, caballo grande, que además lo que abunda no daña, sin olvidar que a grandes males, grandes remedios.

No es ajeno el refranero a la ética profesional cuando nos dice que más rápido se coge al mentiroso que al cojo y que primero es la obligación que la devoción. Al que se excede en sus atribuciones de modo egoísta también le manda mensajes de que su posición no le durará siempre si a cada cerdo le llega su San Martín y a veces solo se trata de engordar para morir.

No hay duda de que, a pesar de que ahora muchas organizaciones prescinden de trabajadores con muchos años de trabajo en la empresa, aplicando aquello de que de fuera vendrá quien de casa te echará, debieran recordar que la experiencia es muy importante y debe ser valorada porque el que tuvo, retuvo, y guardó para la vejez, sin olvidar que de gallina vieja, buen caldo y que, como se demuestra tantas veces, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Esto no significa quedarse anclados en el pasado, porque sigue siendo cierto que agua pasada no mueve molino.

Finalmente, aunque el refranero da para mucho más, lo cierto es que en el ámbito de la estrategia tampoco las frases populares se quedan atrás. Hay que anticiparse a las situaciones en lo posible porque más vale prevenir que curar, si bien, ahora que la economía no pasa por sus mejores momentos es momento de aplicar la ancestral sapiencia que nos dice que no desesperemos porque mientras hay vida hay esperanza, que Roma no se hizo en un día y que a camino largo, paso corto. No debemos tratar de solucionar todo a la vez sabiendo que quien mucho abarca, poco aprieta, aunque ya tenemos ganas de que finalmente veamos una situación más favorable y que todos podamos decir que muerto el perro, se acabó la rabia.

En fin, que la aportación de más refranes es siempre bienvenida. Se ha hablado y escrito mucho sobre ellos y se han transmitido generación tras generación, porque en muchas ocasiones se producen situaciones en las que aportan una visión que, sin ser dogmática, indican una posible forma de enfocar una salida y además es más barata que la contratación de consejeros titulados por prestigiosas universidades, o no tan titulados, que ahora llaman “personal de confianza”.

Hoy tocaba una de refranes. Dicen que hay más de 20.000 y algunos hasta con 12 siglos de vida. Otro día quizá haya que animarse con las canciones y alguno quiera evocar joyas como aquella de Manolo Escobar que decía eso de: mi “cargo” me lo robaron…

2 comentarios:

  1. "A buen hambre no hay pan duro".
    Rizando algo de más el rizo para llevarlo al ámbito laboral, se puede comentar en relación a la motivación en el trabajo, el entusiasmo por la tarea.
    No se, no se. Perdona Carlos pero es que hoy me debo de haber levantado muy japonés, aunque no sé para qué en estos tiempos indefinibles que nos ha tocado vivir.

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  2. Tranquilo, Luis, que nos animamos con aquello de que no hay mejor lotería que el trabajo y la economía. Y sabes que si el ocio te causa tedio, el trabajo es buen remedio. A por ello!

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