
Ciertamente, es necesario mirar
adelante para innovar y mejorar, pero no es menos cierto que no es prudente
abandonar los buenos consejos que nos ha dejado el denominado “saber popular”,
para evitar cometer los mismos errores.
Es curioso, pero en estos tiempos
de cambio permanente, cada vez escucho más a menudo utilizar refranes en el
ámbito laboral. Quizá por aquello que muchos piensan de que cualquier tiempo
pasado fue mejor, pero a buen seguro es debido a que nadie conoce qué nos
depara el futuro.
En cualquier caso, rebuscando en
el refranero, nos encontramos muchas sabias reflexiones de rabiosa actualidad,
perfectamente aplicables a los distintos ámbitos del trabajo de hoy en día.
Aquí van unos cuantos.
Así, en el ámbito de las relaciones interpersonales, es muy
aconsejable aplicar en el trabajo aquello de haz el bien y no mires a quién, para hacer lo correcto con
independencia del compañero, jefe, cliente o proveedor al que nos dirigimos,
porque además no nos olvidemos que quien siembra
vientos recoge tempestades. Para lograr la colaboración, siempre tan
necesaria, recordamos que un grano no
hace granero, pero ayuda al compañero.
¿Quién dice que los refranes no
están en línea con la innovación?
Baste recordar que Quien adelante no
mira, atrás se queda y además el que
la sigue la consigue. Respecto a si hay que persistir en la innovación o
rendirse a las primeras de cambio hay división de opiniones porque segundas partes nunca fueron buenas, no hay
dos sin tres y no hay quinto malo. En
cualquier caso, siempre hay quien no se atreve a cambiar y defiende que más vale malo conocido que bueno por conocer.
No hay nada mejor que organizarse
para que rinda más el trabajo. Para esto de la organización también nos ayudan los sabios refranes, sobre todo en
lo que se refiere al tiempo que hay que dedicar a los trabajos, porque las cosas de palacio van despacio, así
como al momento de iniciarlos, si bien, tampoco aquí hay unanimidad entre quienes
defienden que a quien madruga Dios le
ayuda y quienes piensan que no por
mucho madrugar amanece más temprano. Respecto a si hay que ponerse a la
tarea ya o dejarlo para otro momento, no
dejes para mañana lo que puedas hacer hoy y no desesperemos aunque nos
cueste terminar porque más vale tarde que
nunca y además nunca es tarde si la
dicha es buena.
Sin duda, lo que define a una
organización son sus resultados, sobre
todo económicos porque poderoso caballero es don dinero, sin
cegarnos en exceso, dado que no olvidemos que lo mejor es enemigo de lo bueno y solo al final sabremos si hemos
tenido éxito porque al freír será el reír,
pero con paciencia ya que no hay
plazo que no llegue ni deuda que no se pague, aunque en estos tiempos no sé
si esto es de absoluta y directa aplicación.
Respecto a la omnipresente competencia con la que nos amenazan otras
organizaciones, siempre al acecho, tratando de captar el mercado y el
conocimiento que tanto nos cuesta lograr, recordemos que no hay mal que por bien no venga, porque podemos siempre aprender
de ellos, ya que cuando las barbas de tu
vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar, avisándonos a tiempo de
posibles riesgos.
A la hora de negociar, también el
refranero tiene mensajes para nosotros, recordándonos que no es bueno desvelar
de inicio todas las bazas de la negociación
con aquello de en boca cerrada no entran
moscas, no olvidando tampoco la estrategia del ganar-ganar con el hoy por ti, mañana por mí y respetando la palabra dada para que no
nos achaquen que del dicho al hecho hay un
trecho. En toda negociación que se precie, hay que tener prudencia antes de cantar victoria y, si es
necesario, saber retirarnos a tiempo porque más
vale pájaro en mano que ciento volando.
En lo referente a la dimensión y el volumen de producción sí que hay absoluta unanimidad porque el
saber popular nos recuerda que ande o no
ande, caballo grande, que además lo
que abunda no daña, sin olvidar que a
grandes males, grandes remedios.
No es ajeno el refranero a la ética profesional cuando nos dice que más rápido se coge al mentiroso que al cojo y
que primero es la obligación que la
devoción. Al que se excede en sus atribuciones de modo egoísta también le
manda mensajes de que su posición no le durará siempre si a cada cerdo le llega su San Martín y a veces solo se trata de engordar para morir.
No hay duda de que, a pesar de
que ahora muchas organizaciones prescinden de trabajadores con muchos años de
trabajo en la empresa, aplicando aquello de que de fuera vendrá quien de casa te echará, debieran recordar que la experiencia es muy importante y debe
ser valorada porque el que tuvo, retuvo,
y guardó para la vejez, sin olvidar que de gallina vieja, buen caldo y que, como se demuestra tantas veces, más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Esto no significa quedarse anclados en el pasado, porque sigue siendo
cierto que agua pasada no mueve molino.
Finalmente, aunque el refranero
da para mucho más, lo cierto es que en el ámbito de la estrategia tampoco las frases populares se quedan atrás. Hay que
anticiparse a las situaciones en lo posible porque más vale prevenir que curar, si bien, ahora que la economía no pasa por sus mejores momentos es momento
de aplicar la ancestral sapiencia que nos dice que no desesperemos porque mientras hay vida hay esperanza, que Roma no se hizo en un día y que a camino largo, paso corto. No debemos
tratar de solucionar todo a la vez sabiendo que quien mucho abarca, poco aprieta, aunque ya tenemos ganas de que
finalmente veamos una situación más favorable y que todos podamos decir que muerto el perro, se acabó la rabia.

Hoy tocaba una de refranes. Dicen
que hay más de 20.000 y algunos hasta con 12 siglos de vida. Otro día quizá haya
que animarse con las canciones y alguno quiera evocar joyas como aquella de
Manolo Escobar que decía eso de: mi
“cargo” me lo robaron…